lunes, 18 de agosto de 2014

Inteligencia Emocional


INTELIGENCIA EMOCIONAL

Se habla mucho en estos tiempos que corren sobre la inteligencia emocional y especialmente a raíz del libro del mismo titulo de Daniel Goleman. Efectivamente los seres humanos tenemos dos mentes una que piensa y otra que siente. El hemisferio izquierdo piensa, en él radica la lógica, la razón, el intelecto, el hemisferio derecho maneja la percepción, la intuición, el inconsciente en suma y armonizando ambos nuestra vida puede ser más plena y equilibrada.

La inteligencia emocional realmente nos pone en contacto con nuestras emociones y nos enseña a escucharlas y a regularlas. Sobre todo también nos enseña a desarrollar la confianza en nosotros mismos, ya que esta cualidad es una actitud de vida y una elección que lo impregna todo. ¿Y cómo conseguirla? Pues conociéndonos a nosotros mismos, ya que el ser humano necesita extraer todo el potencial y creatividad que radica principalmente en el hemisferio derecho. Debemos dejar actuar a ambos a cada uno lo suyo que actúe cuando le corresponda sin reprimir sobre todo a las emociones que llevamos retenidas y no las dejamos aflorar por temor a lo que piensen los demás. Parece que vamos todos como autómatas por la vida y que no necesitamos expresar o sentir lo que nos está pasando por dentro y es fundamental, porque no hay que olvidar que todo lo que proyectamos en el exterior es un reflejo de cómo nos sentimos por dentro. 

Los profesores de la Universidad de Málaga, Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera escriben sobre el tema en cuestión: /Extremera, Fernández-Berrocal y Durán 2003/. Entresaco los siguientes párrafos: La inteligencia académica no es suficiente para alcanzar el éxito profesional. Los abogados que ganan más casos, los médicos más prestigiosos y visitados, los profesores más brillantes, los empresarios con más éxito, los gestores que obtienen los mejores resultados, no son necesariamente, los más inteligentes de su promoción. No son aquellos adolescentes que siempre levantaban primero la mano en la escuela cuando preguntaba el profesor o resaltaban por sus magnificas notas académicas en el instituto. Los que triunfan a nivel profesional y porqué no a nivel personal son los que supieron conocer sus emociones y cómo gobernarlas de forma apropiada para que colaboraran con su inteligencia. . No olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestra vida. Vincent Van Gogh. 

La inteligencia no garantiza el éxito en nuestra vida cotidiana. La inteligencia sin más, no facilita la felicidad ni con nuestra pareja, ni con nuestros hijos, ni que tengamos más y mejores amigos. El coeficiente intelectual de las personas no contribuye a nuestra salud mental. Son otras habilidades emocionales y sociales las responsables de nuestra estabilidad emocional y mental. Si se cultivan las relaciones humanas y se conocen los mecanismos que motivan y mueven al individuo, cuando nos interesamos más por las personas que por las cosas y entendemos que la mayor riqueza que poseemos es el capital humano, entonces podemos afirmar que hemos encontrado el sentido de la vida. En este momento de crisis, que como bien dice un amigo mio ¿cuál de ellas? La personal, la profesional, la de la falta de ética y valores,, la medioambiental, etc. En suma decadencia a muchos niveles y sobre todo en la educación, en que los modelos educativos están siendo cuestionados, sería un pilar fundamental formar a seres humanos más responsables y comprometidos con el mundo que les rodea. Si tenemos individuos con valores, se realizará una buena semilla que fructificará en beneficio de toda la sociedad, porque cada acto nuestro repercute en la totalidad. La siembra es libre, la cosecha es obligada, si se siembran hábitos constructivos eso recogeremos, igualmente pasará al contrario. Y no se trata de falsas moralinas, sino de hechos concretos que todos observamos en el día a día. Seria magnifico que el profesor de este nuevo siglo sea capaz de enseñar la aritmética del corazón y la gramática de las relaciones sociales.

Matthieu Ricard biólogo molecular, hijo de un filósofo ateo, dejó su carrera para integrarse en la filosofia budista, actualmente es asesor personal del Dalai Lama, pero a pesar de su brillante trayectoria profesional ha saltado últimamente a la palestra ya que según un estudio realizado por la Universidad de Wisconsin /EEUU/; los especialistas en neurociencia afectiva le nombraron el hombre más feliz de la tierra. Entre otras declaraciones afirma que en las relaciones sociales es más fácil estar de buen humor que discutir y enfadarse, minimizar los conflictos, lo ideal es conocernos mejor, bucear en nuestras emociones más profundas para erradicar aquéllas que nos perjudican y utilizar siempre que podamos la franqueza y la amabilidad. Es preciso buscar y vivir con inteligencia o sabiduría emocional, en caso contrario el ser humano, se torna inevitablemente estúpido.

Hay bibliografía al respecto en la red y en librerías especializadas. También es de lectura recomendable el libro de Viktor Frankl autor del libro “el hombre en busca de sentido”.


Encarnita Sánchez Cañizares 

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