lunes, 19 de mayo de 2014

VARIOS APORTES DE DIFERENTES AUTORES PARA ESTE TIEMPO. Sexta parte

En la historia de la Creación no se ha registrado jamás un acontecimiento de tal envergadura como el pacto de amor de Jesús. Ni la creación del sol o de las infinitas estrellas que pueblan el universo, pueden compararse a la creación de ese instante de amor en el que Dios transfiere su conciencia a lo creado para que lo creado se identifique con El, dando lugar a una realidad llamada Hijo. El hombre creado como extensión de Dios es llamado a esa comprensión que le hace ser uno con Dios, Dios mismo manifestado. Ese es el destino del hombre y, cumplirlo, es cumplir la Ley.

Medita un instante lo que acabas de leer pues contiene la más alta revelación de Dios y el fundamento de tu existencia. El destino final del hombre en la tierra es tomar conciencia de que es una manifestación de Dios, un estado de Dios llamado Hijo y, cuando esa comprensión se realiza, cuando esa certeza se produce el Hijo se hace real, ¡vivo¡ impregnando de esa misma presencia de Dios a todo lo manifestado, a toda la Creación y resucitando a la materia. Ese es el cumplimiento total de la Ley y la causa de la liberación humana. Pero para que esa experiencia fuese posible a los hombres, era preciso que uno de ellos lo hiciera. El primero. Un avanzado, un pionero que estableciera el camino para todos los demás. Un espermatozoide humano que llevara consigo a toda la especie. Y ése fue Jesús.

El pacto de amor que le trajo al mundo contenía esa especifica función: hacer real al Hijo de Dios. Descubrirse como tal, reconocerse como un estado de Dios o Dios mismo. Sentirse uno con el Padre. Instalar esa certeza en su alma y serlo a la vez, hacerlo vivo. ¡ Realizarlo¡ Ese fue su compromiso y el de todos con Él.

Esa es la naturaleza de Jesús. Y cuando se afirma que Jesús es Dios hecho hombre, aparte de ser una obviedad, no se está reconociendo su naturaleza y función. Jesús no representa a Dios encarnado, que siempre lo está, sino al hombre hecho Dios. Ese giro de conciencia, esa nueva visión es lo que hace real al Hijo y libera a los hombres del estado de encadenamiento, ya innecesario, porque con la realización del Hijo de Dios ha cumplido su propósito. Esa es la ilimitada grandeza de Jesús. Uno de los nuestros que llegó más lejos que nadie para que todos pudiéramos llegar un día. 

Jesús es el camino, la verdad y también es la resurrección y la vida, no porque estuviera investido de atributos especiales, sino porque era su destino. Jesús habló de lo que vino a hacer y de sus consecuencias. Por eso afirmó rotundamente: “Yo no he venido a derogar la Ley, sino a cumplirla”, y a ello dedicó su vida. Cada gesto, cada enseñanza suyos llevaron el mensaje del Padre amoroso y del Reino de los Cielos que nos aguarda, del amor y del perdón. Él se reconoció a si mismo hermano de todos, hijo del Padre y uno con El; reconocimiento expresamente reiterado en sus mensajes y fielmente reflejado en su afirmación: El Padre y yo somos uno. 

Con la Caida nos hicimos hombres y con la Redención Hijos de Dios. Y entre ambos estados, la manifestación de Dios o Creación. Y todo es la Ley de Dios. Estamos en ella cuando caemos y mientras caminamos en el olvido, que es la existencia. Y estamos también en la Ley cuando, caida la tarde y agotada la jornada, oímos la voz que llama al Hogar. El tiempo se ha cumplido y la faena también. Es hora de volver. El olvido cesa y surge el recuerdo. Aparece Dios. Y nos descubrimos en Él y al hacerlo nace el Hijo. Y también es la Ley, porque fuera de ella no hay nada. Nada existe fuera de Dios.

TAMBIÉN ECKHAR TOLLE EN SU CONOCIDO LIBRO “EL PODER DEL AHORA” DESCRIBE ALGO SIMILAR A LO EXPUESTO ANTERIORMENTE.

          Nuestro mundo humano colectivo se crea, en gran medida por medio del nivel de conciencia que llamamos mente. Incluso dentro del mundo humano hay grandes diferencias, hay muchos “sub-mundos” diferentes, que dependen de sus perceptores o creadores respectivos. Como todos los mundos están interconectados, cuando la conciencia colectiva humana se transforme, la naturaleza y el mundo animal reflejarán esa transformación.

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